jueves, 23 de agosto de 2012

¿La ciencia puede acabar con su Fé?

 
Enterate porque la ciencia no puede acabar con tu fé...

EL FILÓSOFO británico Antony Flew fue durante cincuenta años un ateo de gran prestigio entre sus colegas. Su trabajo “Theology and Falsification” (Teología y falsificación), que apareció en 1950, “se convirtió en la publicación filosófica más reimpresa del siglo [XX]”. En 1986 se dijo que Flew era “el más agudo de los críticos contemporáneos en contra del teísmo” (la creencia en Dios o en deidades). De modo que muchos se escandalizaron cuando, en 2004, anunció que había cambiado de parecer.


¿Qué lo impulsó a dar ese paso? En pocas palabras: los avances científicos. Flew se convenció de que el universo, las leyes de la naturaleza y la vida misma no pueden haber surgido por pura casualidad. ¿Se trata de una conclusión lógica?

¿Cómo se presentaron las leyes de la naturaleza?

El físico y divulgador científico Paul Davies señala que la ciencia realiza una magnífica función explicando fenómenos físicos como la lluvia. Pero matiza: “Cuando se trata de [...] planteamientos como ‘¿Por qué existen las leyes naturales?’, la cosa cambia. 



Los descubrimientos científicos específicos no inciden demasiado en estos tipos de cuestiones: muchos de los grandes interrogantes continúan inmutables desde el principio de la civilización y todavía nos preocupan”.
 
“Lo importante no es que haya regularidades en la naturaleza —escribió Flew en 2007—, sino que estas regularidades sean matemáticamente precisas, universales e interdependientes. Einstein las llamó ‘la razón encarnada’. Lo que debemos preguntarnos es cómo fue posible que la naturaleza tuviera estas características. Hombres de ciencia, desde Newton hasta Einstein pasando por Heisenberg, se han planteado y respondido esta cuestión. Su respuesta es la Mente de Dios.”

Lo cierto es que muchos científicos reputados no consideran acientífico creer en una Primera Causa inteligente. Por otro lado, decir que el universo, sus leyes y la vida se presentaron por casualidad no satisface el intelecto. La vida diaria nos dice que el diseño, en especial si es altamente complejo, exige la existencia de un diseñador.

¿Qué tipo de fé escogerá usted?

 

Aunque a los nuevos ateos les guste enarbolar la bandera de la ciencia, el hecho es que ni el ateísmo ni el teísmo se apoyan exclusivamente en ella. Tanto uno como otro exigen fe en algo: el ateísmo en el ciego azar y el teísmo en una Primera Causa inteligente. 

 Los nuevos ateos promueven la idea de que “toda fe religiosa es fe ciega”, señala John Lennox, profesor de Matemáticas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Y añade: “Debemos subrayar con insistencia que están equivocados”. La cuestión es entonces la siguiente: ¿qué fe se mantendrá en pie, la del ateo, o la del creyente? Pensemos, por ejemplo, en el origen de la vida.
Los evolucionistas admiten sin reparos que el origen de la vida sigue siendo un misterio, a pesar de las innumerables y contrapuestas teorías. 


Un destacado nuevo ateo, Richard Dawkins, afirma que en virtud de los incontables planetas que deben existir en el universo, es lógico que la vida apareciera en alguno de ellos. Pero muchos científicos renombrados no están tan seguros. John Barrow, profesor de la Universidad de Cambridge, dice que la creencia en “la evolución de la vida y de la mente” llega a “callejones sin salida en cada estado evolutivo. 


Hay tantas formas en que la vida puede cesar de evolucionar en un entorno complejo y hostil que sería pura arrogancia suponer que, simplemente contando con carbono suficiente y tiempo suficiente, todo es posible”.

 Para reflexionar...
 Pregúntese usted mismo es usted :¿El mundo es consecuencia de una casualidad  ó de un diseñador inteligente?.
 Cita:
“Toda casa es construida por alguien, pero el que ha construido todas las cosas es Dios” (Hebreos 3:4). 

Jesucristo es el camino ,la verdad y la vida...


Fuente:
Recreateoficial
 Electrónica