Quien crea que las guerras no son también guerras psicológicas, no sabe
lo que es una guerra. Las guerras son con armas de cualquier tipo.
Ocurren casi en cualquier contexto. Son guerras concretas, ocurren en el
plano material, pero también en el imaginario, en el simbólico, en el
emocional.
Dado el contexto de “guerra económica” en Venezuela, no podemos
perder de vista que más allá de cuestiones concretas como el
contrabando, la especulación, el acaparamiento y el sabotaje, la guerra
psicológica y simbólica es un componente fundamental. Ambas formas de
ataque están claramente articuladas.
Quienes inducen el
desabastecimiento inducen también la sensación de molestia, malestar e
incertidumbre, no sólo por la “ausencia” concreta de ciertos productos
en los anaqueles, sino por la cualidad misma de ciertos productos.
Estas
prácticas de boicot económico van hermanadas de la reiteración
mediática, la desinformación, la no difusión de la lucha contra el
contrabando y demás males, y la reproducción de las matrices críticas a
todo lo que el Gobierno propone para superar estas distorsiones en el
suministro, como es el caso de las captahuellas en los abastos.
Si revisamos al detalle qué productos han “escaseado” más en las
cadenas de suministro, cuatro de ellos se van a destacar por su poca
relación entre sí, pero tienen en común un gran significado para los
consumidores.
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Fuente:
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