¿Qué son “los últimos días”?,¿El fín del mundo como lo conocemos está cerca?
¿Se ha preguntado alguna vez qué encierra el futuro para usted y sus
seres queridos?
Hoy en día, muchas personas están muy al tanto de las
noticias difundidas por los medios de comunicación, pues quieren saber
si los sucesos mundiales les perjudicarán de alguna manera. Sin embargo,
lo que de verdad nos ayudará a entender estos acontecimientos es
fijarnos en lo que dice la Palabra inspirada de Dios. La razón es que,
ya hace mucho tiempo, la Biblia no solo predijo la situación actual,
sino también lo que ocurrirá en el futuro.
Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, habló extensamente del Reino de Dios (Lucas 4:43).
Como es lógico, la gente que lo escuchó quería saber cuándo vendría ese
maravilloso gobierno. De hecho, tres días antes de que fuera ejecutado
injustamente, sus discípulos le preguntaron: “[¿]Qué será la señal de tu
presencia [como Rey entronizado] y de la conclusión del sistema de
cosas?” (Mateo 24:3). Jesús respondió que Jehová era el único que sabía el momento exacto en que el Reino tomaría el pleno control de la Tierra (Mateo 24:36; Marcos 13:32). Aun así, tanto él como otros siervos de Dios predijeron ciertos acontecimientos que probarían que Cristo ya estaba reinando.
Antes de examinar las pruebas visibles de que estamos viviendo en
“los últimos días” de este sistema de cosas, hablemos brevemente de un
importante hecho que ocurrió en la región invisible donde viven los
espíritus (2 Timoteo 3:1). Todo indica que Jesucristo comenzó a reinar en el cielo en 1914 (Daniel 7:13, 14).
En su papel de rey, él enseguida entró en acción.
La Biblia narra:
“Estalló guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el
dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron” (Revelación [Apocalipsis] 12:7). “Miguel el arcángel” es Jesucristo desempeñando sus funciones en el cielo (Judas 9; 1 Tesalonicenses 4:16).
En cuanto al dragón, ese es Satanás. ¿Y cómo les fue al Diablo y a sus
ángeles malvados? Él y sus demonios perdieron la guerra y fueron
“arrojados abajo” a la Tierra, es decir, se les expulsó del cielo (Revelación 12:9). El relato dice que los “cielos, y los que residen en ellos” —o sea, los ángeles fieles— se alegraron por lo ocurrido. Pero aclara que los seres humanos no compartirían el mismo entusiasmo. “¡Ay de la tierra [...]! —continúa la profecía—, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo.” (Revelación 12:12.)
Como está enfurecido, Satanás ha estado causando sufrimiento y
aflicción a los habitantes de este planeta. No obstante, este difícil
período —que la Biblia llama “los últimos días”— será
breve, pues durará “un corto espacio de tiempo”. Por lo tanto, tenemos
razones para alegrarnos, ya que pronto no quedará ni rastro de la
influencia que el Diablo ejerce sobre la Tierra. Ahora bien, ¿qué pruebas hay de que vivimos en los últimos días?
Mateo 24
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Jesús predice la destrucción del templo
(Mr. 13.1-2; Lc. 21.5-6)
24 Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.
2 Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.
Señales antes del fin
(Mr. 13.3-23; Lc. 21.7-24)
3 Y
estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le
acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué
señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
6 Y
oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque
es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
8 Y todo esto será principio de dolores.
9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.
10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
19 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;
21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
22 Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.
24 Porque
se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes
señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a
los escogidos.
25 Ya os lo he dicho antes.
26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.
27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
28 Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
La venida del Hijo del Hombre:
(Mr. 13.24-37; Lc. 21.25-36; 17.25-36; 12.41-48)
29 E
inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se
oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del
cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
30 Entonces
aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces
lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre
viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
31 Y
enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus
escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el
otro.
32 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
34 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
38 Porque
como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo,
casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el
arca,
39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.
41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.
42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?
46 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
47 De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.
48 Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;
49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos,
50 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe,
51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Fuente:
Recreateoficial
Electrónica